Curadores | Curators
Ramón González Valle | Guillermo S. Quintana "Zanto
Varón"
22 de diciembre de 2012
Galería 904 Mérida | Calle 57 # 514 B entre 62 y 64. Col.
Centro.
Registro fotográfico por Guillermo S. Quintana "Zanto
Varón"
Texto de Sala:
La rebelión del pensar apocalíptico se revela ante nuestros
ojos, un ejemplo son aquellos que en verdad desean que pase (algo, cualquier
cosa) y los escépticos (esperando no equivocarse).
Un cadáver puede ser cualquier cosa, el mismo diccionario
lo dice [cadáver (Del lat. cadāver). 1. m. Cuerpo muerto] por ende si lo
pensamos de una manera distinta nuestra sociedad es un cadáver evidente. Todos
somos partícipes de esta gran caja en la que nos hemos inmerso y evaporado
nuestros deseos o puede que me equivoque y utilice una palabra más adecuada
para el punto, sin una “perspectiva”; pensamiento humano o solo un espejo de lo
que ve reflejado de la manipulación de los sistemas, han querido que tu
atención esté puesta en eufemismos para utilizarte como la fuente de trabajo de
su poder. Generación tras generación ese eje central ha ido creciendo y
creciendo y tomando de nuestras vidas lo que crea necesario para llevar acabo
su cometido. En cada lugar donde existimos, hay alguien que se siente dueño de
otro ser humano, desde los puntos más remotos y escondidos de esta gran esfera
que ocupamos como hogar.
¿Una revelación apocalíptica es necesaria? Me pregunto esto
de la manera más simple que nace de mi ser, esa necesidad irónica de tratar de
entendernos en lugar de disfrutarnos. Lo interesante del planteamiento
apocalíptico es nuevamente una justificación del ser humano para evadir la
responsabilidad única de ser. Me gustaría citar a Heidegger en Cartas sobre el
Humanismo … Ahora bien, lo que ante todo (es) es el ser. El pensar lleva acabo
la relación del ser con la escénica del hombre. No hace ni produce esta
relación. El pensar se limita a ofrecérsela al ser como aquello que él mismo la
ha sido dado por el ser… y al parecer somos un reflejo de lo que como sociedad
mayoritaria hemos encallado. Puesto que todas las sociedades son sociedades
conquistadas (física, moral y espiritualmente) son post-apocalípticas, se les
destruyó y destruye su mundo, todo conocimiento se desecha y se les impone uno
“nuevo”, mezclado con el anterior. Quedaron cadáveres y supervivientes. Del
cadáver, enseñándonos el poder ejercido de unos cuantos, a los que nosotros
mismos llamamos poderosos, siempre pasarán por encima de nosotros. La narrativa
ha cambiado al pasar de los años, pero el discurso funciona de la misma manera.
Observo como la esperanza de un nuevo mañana se avecina en muchas voces,
incluidas desde la científica, la religiosa y el pensar popular, sin embargo el
temor de que pueda pasar nubla lo real que les está sucediendo. Es una
esperanza baja de no sufrir hambre, no tener dónde dormir, qué comer o con qué
vestirse. El temor de verse indefensos tanto mental como práctico paraliza
cualquier voz que experimenta esto por primera vez.
Ese dicho común que dice que aquellos que olvidan su propia
historia están condenados a repetirla ha secuestrado el pensamiento de unos
cuantos, se aprovechan de nuestra capacidad de asombro y bajo tinieblas no
permiten que divisemos algo real, nuestras historias nunca son pasado, sino que
están siempre por venir; entonces ¿Dónde nace este ejercicio en búsqueda de un
cadáver exquisito, que sea la historia que esperamos venir, ese cadáver que
saldrá en procesión por las calles y tapizará de manera repetitiva la historia
que estamos contando nosotros?
Ramón González Valle - Guillermo S. Quintana "Zanto
Varón"
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