19 jun 2013

Cultura | Artes Visuales | Razones para exponer

Cultura | Artes Visuales | Razones para exponer
Por Ramón González Valle
9 de junio de 2012.

Al empezar en las artes visuales la obra realizada por uno es mostrada regularmente en exposiciones colectivas, las cuales tienen un carácter introductorio, ya que la curaduría es inexistente o muy laxa... deseando exponer individualmente en el mejor de los casos. En algunos casos hay personas que solo buscan una exposición individual para poder cumplir los requisitos para las convocatorias (concursos y becas) y hacen exposiciones “al vapor” de pésima calidad. Regularmente las primeras exposiciones tanto colectivas como individuales son en lugares inadecuados, donde la prioridad de muchos de esos lugares no son las artes visuales, sino la función principal de tales espacios la constituye la actividad con fines lucrativos a partir de la venta de alimentos y bebidas. También en fiestas disfrazadas de eventos artísticos. Conforme uno va avanzando, se empieza a participar en exposiciones colectivas en donde uno ya sabe que hay un cuidado del discurso curatorial y museográfico, en lugares en donde ya hay un respeto a la obra de los que participan. Se empieza a borrar del currículo las primeras exposiciones por ser irrelevantes o de pésima calidad, tanto individuales como colectivas. Empiezan a planear las individuales como si toda la exposición fuese una pieza y en esta en su conjunto tendrá que existir la coherencia. Las razones para exponer cambian, ya no interesa tener el mínimo para participar en convocatorias, ni el fogueo de las de carácter colectivo. Se empieza a pensar en la obra de una manera contundente, el trabajo técnicamente tendrá que estar bien hecho, el contenido formal y desde el punto de vista conceptual tendrá que ser sólido, tendrá que respetar un discurso curatorial y museográfico, tendrá que presentarse en lugares adecuados y con un control absoluto desde la misma creación con todo lo que ello implica, embalaje, transportación, montaje, desmontaje, registro y documentación mediante catálogos y libros. Se piensa: ¿Qué tan necesario es exponer? Si sólo es una línea más en el currículo, si la inauguración sólo es un evento social-protocolario, si es más efectivo en cuanto a difusión de la obra los medios electrónicos. En mi caso se llega a la conclusión de que hay que exponer cuando uno tenga la necesidad de hacerlo, cuando haya motivos sólidos, cuando haya un beneficio personal o social a partir de ella. Uno empieza a pedir cosas básicas como el respeto a las piezas expuestas, respecto al tiempo pactado para exponerlas, también una documentación adecuada, un catálogo, además de las invitaciones en caso de no contar con ello declinar por autorespeto. No hay que exponer por exponer, ya que se vuelve mediocre, repetitivo, tampoco hay que repetir piezas en exposiciones, a menos que sea retrospectiva o itinerante entonces tendría sentido, cuando se expone muy seguido se estanca en la dinámica de trabajo, más aquí en Mérida donde nadie se atreve a criticar de manera objetiva, hay que hacer una pausa para reflexionar lo hecho. Y sobre todo ser autocrítico, seguir trabajando, y mejorar.

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